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RECOMIENDO:

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mujeres.

El portal de las mujeres
latinoamericanas.

Servicio de información y
comunicación de las
mujeres.

Periódico feminista de la
red.

Directorio de sitios de
interés para las mujeres.

Las que ayudan a cambiar
las políticas públicas en
Chile.

Servicio Nacional de la
Mujer, Chile.
Nací en 1953, en un pequeño puerto del
norte de Chile.
Supe de la inquietud del conocimiento,
del análisis crítico, la libertad del
pensamiento, la libertad de escoger.
He sido protagonista directa e indirecta
de los momentos históricos que ha
vivido mi país y el planeta en este medio
siglo.
En 1960 e inicios de la década del 70
nos llegaban desde el norte del
continente movimientos culturales y
filosóficos en que los derechos
humanos eran prioritarios.
Luego, y por casi veinte años, nos tocó
vivir bajo la dictadura.
Los que habíamos asimilado el valor de
elegir, los que nos habíamos
comprometidos mentalmente al
escuchar el discurso democrático de
Allende mientras la casa presidencial
ardía; comenzamos a participar
activamente para el término de ese
aciago período.
El término de las desigualdades legales
de las mujeres quedaron postergadas.
Terminado el período de transición a la
democracia en Chile, volvemos a nuestra
causa: Derechos Humanos para las
mujeres.
Y ley tras ley vamos logrando esa
igualdad que nos reivindica como seres
con iguales derechos y oportunidades en
las leyes que constituyen los códigos de
vida en una nación.
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CUENTO  PARA  TI
               Una Palabra
                              Gabriela MIstral.
Yo tengo una palabra en la garganta
y no la suelto, y no me libro de ella
aunque me empuje su empellón en la
sangre.
Si la soltase, quema el pasto vivo,
sangra el cordero, hace caer al pájaro.

Tengo que desprenderla de mi lengua,
hallar un agujero de castores
o sepultarla con cales y cales
porque no guarde como el alma el vuelo.

No quiero dar señales de que vivo
mientras que por mi sangre vaya y venga
y suba y baje por mi loco aliento.
Aunque mi padre Job la dijo, ardiendo
no quiero darle, no, mi pobre boca
porque no ruede y la hallen las mujeres
que van al río, y se enrede a sus trenzas
y al pobre matorral tuerza y abrase.

Yo quiero echarle violentas semillas
que en una noche la cubran y ahoguen
sin dejar de ella el cisco de una sílaba.
O rompérmela así, como a la víbora
que por mitad se corta con los dientes.

Y volver a mi casa, entrar, dormirme,
cortada de ella, rebanada de ella,
y despertar después de dos mil días
recién nacida de sueño y olvido.

¡Sin saber más que tuve una palabra
de yodo y piedra-alumbre entre los labios
ni saber acordarme de una noche
de una morada en país extranjero,
de la celada y el rayo a la puerta
y de mi carne marchando sin su alma!
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